DEMANDA PENDIENTE CONTRA XCARET POR MUERTE DE INFANTE

NO ES LA PRIMER DEMANDA CONTRA GRUPO #XCARET:TIENE UNA DEMANDA PENDIENTE POR 100 #MILLONES DE DÓLARES: CASO BRENT MIDLOCK.

De acuerdo a expansion.mx en el 2003 Grupo Xcaret habría recibido una demanda de 100 millones de dólares por la muerte de un infante en las instalaciones de su complejo Occidental Xcaret.

Un niño extranjero habría sido succionado al igual que Leo Luna, por un sistema de filtración de una alberca.

El portal relata lo siguiente:

Durante 24 horas, la familia Midlock creyó que su hijo Brent, de ocho años, había sido secuestrado mientras nadaba en la piscina. Cuando lo encontraron tenía los brazos extendidos; la cabeza, el pecho y los brazos, pegados a las piernas. Una presión de 600 libras por pie cuadrado lo había succionado por la espalda y lo hizo desaparecer en menos de un segundo en un tubo de 30 centímetros de diámetro.

Por todo ello, Nancy y Andrew Midlock presentaron el 9 de julio de 2003 una demanda contra los dueños del hotel, el Occidental Gran Flamenco, que tienen negocios en Estados Unidos; contra el Grupo Xcaret y, de manera individual, contra sus socios: Carlos, Marcos y Óscar Constandse Madrazo, David y Miguel Quintana Pali; en fin, en contra de 12 empresas y cinco personas.


El personal del hotel encontró cuatro horas después de la desaparición una aleta y un visor al otro lado del ducto, pero no dijo nada. Esperaron a que todos los huéspedes terminaran su cena en el restaurante que avista la alberca salina.

Lo peculiar del caso es que esta acusación no será atendida por un juez de Quintana Roo. La demanda por $100 millones de dólares está levantada en una corte de Illinois, Estados Unidos.


Se trata de la requisición judicial más reciente, y la más escandalosa, de cuantas ya se ventilan en los juzgados del vecino país contra un hotel o un prestador de servicios turísticos de México. Varios jueces han decidido que sí tienen jurisdicción sobre un caso ocurrido en este país si la compañía acusada tiene capital estadounidense, hace promoción directa en la unión americana o tiene oficinas de representación en su territorio.


De entrada, es todo un balde de agua fría al hotelero, acostumbrado a un turismo mexicano, e incluso al europeo, que no suele reclamar. A la larga, podría cambiar la manera como opera la industria del país. Después de todo, llegan cada año a México. Entre ellos 8.8 millones practican el turismo de internación, 88% del total de turistas que lo hacen.


La demanda de 33 páginas de los Midlock sostiene que la alberca salina estaba mal diseñada, que no se informó a los huéspedes del riesgo que suponía nadar en ella y que ese día no estaban las rejillas de protección obligatorias que habrían impedido el accidente.


“Mis clientes no desean el dinero, quieren hacer responsable a la cadena del hotel y a quien sea que diseñó esta piscina particular, para que entiendan que sus decisiones tienen consecuencias a veces mortales”, dice Scott Platt, el abogado de Chicago que asiste a la familia afectada y que esperaba ver a sus indiciados en el juzgado en octubre.

La máxima acuñada por el juez Thomas A. Dickerson es: “Viaja al extranjero, demanda en casa.” En sus años como abogado en Nueva York impulsó la noción de los derechos del viajero. Ahora es magistrado de la Suprema Corte de ese estado. “Hay un aumento en los litigios de turistas en contra de los que participan en la prestación de servicios y el marketing –confirma–. Esto incluye accidentes en hoteles y resorts de México.”


El inventario de demandas es vasto: intoxicación por alimentos; accidentes a bordo de lanchas; caídas de caballos, motocicletas y paracaídas; resbalones en pisos mojados. Entre los más frecuentes están los descalabros en albercas o fuentes y las caídas de balcones.


Con todo, los hoteleros mexicanos no temen a los juzgados del otro lado de la frontera. El presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles, Miguel Torruco, dice que no sabe de estas demandas y niega que supongan un problema para el gremio.


Pero los casos se acumulan. Benjamín LaRue acusó en 2002 al hotel Ritz Carlton de Cancún por la muerte de su esposa Sharylin, a causa de una hepatitis contraída en 2000. De acuerdo con la demanda, en la misma comida enfermaron sus colegas de General Motors. El afectado denunció al hotel por manejo poco higiénico de los alimentos y por la falta de reglas y vigilancia en su cocina.


En el año 2000, David Ranselm y Jana Posey inculparon judicialmente al hotel Solaris Caribe, de Cancún. Unos cocodrilos los atacaron cuando nadaban en la marina. Reclaman que el personal del establecimiento les indicó que aquel era un lugar seguro para nadar.


Aunque muchos accidentes son ocasionados por descuido de los mismos huéspedes, quiénes no se miden en algunos excesos, es necesario saber que los hoteles deben asumir la parte que les corresponde, pues después de meses de baja actividad económica y del encierro de la población lo menos que se quiere es llegar con temor a un centro recreativo. Usted tiene la última palabra

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